
Mi Historia
Nacà en Córdoba y aprendà desde muy chico que la vida era muy dura. Me crió mi abuela a mà y a mis cinco hermanos, y aunque conocimos una realidad cruel, como la de no tener un techo seguro y la incertidumbre de si mañana habrÃa para comer, en medio de todo eso descubrà tres cosas: mi capacidad para trabajar sin parar, el poder de la música como mi refugio y el don de pintar toda tristeza con bromas y juegos.
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Antes de seguir, mientras lees mi historia, quiero que recuerdes la tuya. Recorda tu propio camino, las cosas que te dolieron y las que te hicieron quien sos hoy. Recordá a ese niño o niña que fuiste y ese adolescente. ¿Listo? Aquà vamos.
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Fui un niño que sÃ, robó; que sÃ, se peleó porque lo discriminaron; que sÃ, lloró por no tener. Pero lloré tanto que esas lágrimas, a la mitad de la noche, se volvÃan risas.
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De niño mientras la vida me mostraba su cara más difÃcil, yo elegà la música como un acto de rebeldÃa, como una forma de celebrarla, como un bote de salvación, porque los sueños salvan vidas. Mi misión no es solo hacer que la gente baile; es recordarles —y recordarme a mà mismo— que, a pesar de todo, siempre hay un motivo para estar vivo.
El pilar de mi vida fue mi abuela. Recuerdo estar llorando cuando era un niño porque mi abuela (mi madre) era más viejita que las otras mamás, y muchas veces escuchaba decir entre dientes a los padres de mis amigos cuando hablaban entre ellos: "ojalá esa abuela no se les muera, porque ¿qué va a ser de esos niños?". Eso me hacÃa llorar a escondidas. Una vez, el miedo se apoderó de mà y empecé a llorar, muy preocupado, porque mi abuela se habÃa desmayado. No tenÃa para las pastillas del corazón; habÃa decidido no tomarlas para comprarnos comida. Ella se acercó, me preguntó por qué lloraba si ella estaba bien, solo fue una descompensación de cansancio. Yo no me aguanté y le conté mi miedo más grande: que se fuera. Me miró, sonrió y le hizo una promesa a ese niño: "Me voy a ir cuando vos puedas enfrentar una vida solo. Y te prometo esto porque no puedo prometerte que me voy a quedar para siempre, pero te prometo que ese dÃa, cuando llegue, es porque estarás listo para vivir sin mÃ".
Cada vez que hoy recuerdo ese momento mis ojos se llenan de lagrimas, porque aun siento el miedo de ese niño, las ganas de poder abrazarla una vez más y el sentirme seguro con lo poco, porque era ella quien me hacia sentir en casa.
Su partida inspiró mis canciones más profundas, como mi himno personal, "Yo No Te Olvido". Y aunque es verdad que ya no la necesito para ir al médico, mentirÃa si dijera que no la sigo necesitando cada dÃa en mi vida.
Ella me enseñó a patear la pelota, a plantar una planta, a leer y lo importante que era, si yo querÃa cambiar mi vida, trabajar cada dÃa para eso. HabÃa mucho amor, pero la realidad no cambia solo con eso, asà que de niño tuve que hacerme hombrecito: trabajar, vender cosas en la esquina, pedir y buscar la forma de pagarme mis propios estudios de música y actuación para transformar mi sueño en un plan. Esto es un resumen muy corto de todo lo que hice para llegar a mudarme a Buenos Aires, vivir y trabajar en Suecia y México. Cada lugar y cada persona con la que me crucé dejaron algo que hoy está en mis canciones.
Hoy, ya no soy aquel niño que le temÃa al futuro. Soy un hombre que ha volcado cada cicatriz y cada victoria en mi música.
Ahora que estoy por sacar otro álbum, quiero abrirme y contarte más. Es un disco que suena a fiesta, pero que tiene el alma forjada en la lucha. Es un proyecto con el que no solo busco un lugar en el mundo de la música, sino con el que quiero demostrar que, sin importar de dónde vengas, tu historia merece ser contada y cantada a todo volumen.
Gracias por estar acá y por querer escucharla.
Tharyk.